Un vendedor ambulante gritaba:
-¡Bolitas adivinadoras, bolitas adivinadoras, bolitas adivinadoras a cinco dólares!
-¿Que es lo que hacen esas bolitas? Pregunta un señor.
-Hacen que usted adivine. Responde el vendedor.
Entonces el señor le compra una de las bolitas adivinadoras y al masticarla dice:
-¡Pero esto es pura tierra!
¡Otro que adivina!
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